La tirania del yo
Vivimos bajo la tiranía del YO. Yo lo primero y por encima
de todo: mi libertad, mi carrera profesional, mi éxito, mi espacio, mi tiempo,
mi opinión, mi criterio….y eso necesariamente se da de tortas con la familia.
Pedro Mejías, Leonor Tamayo, Amelia Bueno y Teresa García
Noblejas. /Actuall
El otro día tuve el privilegio de participar en uno de los
Encuentros Familia Vida y Libertad que organiza HazteOir.org en Cádiz a cargo
de Pedro Mejías, en el Puerto de Santa María.
Pedro me había invitado a presentar mi libro, ‘Mi Historia y
Once Más‘ (ed. Áltera) junto con dos ponentes de excepción: Teresa
García-Noblejas y Amelia Bueno. Y aunque con cierto pudor, hice lo que me
pidieron y por cierto disfruté muchísimo. Hablamos ante un montón de
gente: un montón de gente en la sala que estaba abarrotada y otro montón
fuera en la calle abucheándonos, gritando e insultando….(en fin, cosas de la
dictadura del pensamiento único).
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defendiendo la cultura de la vida, la familia y las libertades.
El tema en el que se englobaba la presentación del libro era
“La familia natural, ¿en crisis?”. Por mi parte planteé sobre todo una idea que
está latente a lo largo, creo, que de todos los capítulos de “Mi Historia y
Once Más”, y es que no es la familia la que está en crisis sino las
personas.
«Cuando nos dejamos dominar por la tiranía del YO, entonces
la familia nos molesta, nos estorba y nos agobia porque somos incapaces de
adaptarnos a ese esquema del amor desinteresado y generoso»
Vivimos bajo la tiranía del YO. Yo lo primero y por encima
de todo: mi libertad, mi carrera profesional, mi éxito, mi espacio, mi tiempo,
mi opinión, mi criterio….y eso necesariamente se da de tortas con la familia,
porque la familia es el lugar en el que uno piensa antes en el otro que en
sí mismo. En la familia lo primero es el amor que nos tenemos unos a otros,
queremos que nuestro marido, nuestra esposa, nuestros hijos, nuestros padres y
hermanos sean felices, y, a pesar de nuestras miserias y debilidades, lo
intentamos con todas nuestras fuerzas y si nos equivocamos y fallamos, pedimos
perdón.
Cuando nos dejamos dominar por la tiranía del YO, entonces
la familia nos molesta, nos estorba y nos agobia porque somos incapaces de
adaptarnos a ese esquema del amor desinteresado y generoso. Entonces rechazamos
formar una familia o renegamos de la nuestra. Creo que de ahí vienen las
crisis, la soledad y la frustración. Sólo desde el amor desinteresado se puede
construir la felicidad tanto personal como en el matrimonio y la familia e
incluso en la vida profesional. Y es que el que sólo se busca a sí mismo,
lo único que encuentra es… ¡a sí mismo!
Y en el caso de la mujer, que a fin de cuentas es el tema
del libro, todo esto ha sido convenientemente aderezado por el feminismo
radical y la ideología de género. Se trata de anular esa esencia propia
femenina que se caracteriza -más aún si cabe que en el hombre- por la entrega a
los demás. En palabras de san Juan Pablo II: “La mujer no se encuentra a sí
misma si no es dando amor a los demás”. Por eso en la familia la mujer se
realiza plenamente, muy al contrario de los que las ideologías feministas nos
venden.
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