Características
de la Filosofía Latinoamericana.
Victoria de Cartula Brú clasificó las características:
1-Proyección vital: a la vida.
2-Producto social.
3-Valoración de lo telúrico, de lo terrrígeno.
4-Sentido de la historia.
5-Proceso de independencia: querer ser propio.
6-Inseguridad juvenil: como es Filosofía joven es insegura, inventa términos.
7-Sentido optimista del tiempo: se mira lo futuro, se ve no lo que se hizo sino
lo que se puede hacer.
8-Valoración de los aportes éticos.
9-Preocupación por lo social-político.
10-Connotación revolucionaria.
El tema de la filosofía latinoamericana presenta una duda inicial, José Gaos se
ha preguntado “¿Hay razón de ser hombres de lengua española o de América para
no satisfacerse con la filosofía, por ejemplo, de lengua inglesa o con la
filosofía Europea sino, Asiática?”. Sabemos que la humanidad ha desarrollado
una rica tradición filosófica. Las problemáticas que han aquejado a cada época
están prolijamente detalladas en una multiplicidad de textos, hoy día,
canónicos. Entonces, ¿existe alguna razón para que nosotros, hombres de esta
América, no nos contentemos con esta rica tradición? Parece que si, porque la
historia de las ideas en Latinoamérica está marcada por un deseo constante de
encontrar el camino de la propia filosofía. Si para los primeros filósofos
griegos la filosofía es afán de saber, ese afán, en Latinoamérica siempre se ha
presentado como la voluntad de dar respuesta nada más y nada menos, a nuestra
capacidad y posibilidad de pensar. Tal es el desafío lanzado desde los primeros
escritos surgidos en el continente; interrogación por una filosofía americana
que se reconoce como un planteamiento desde América y para americanos,
problemática que contradice histórica y temáticamente la intención de situar la
filosofía como una reflexión referida a problemas universales, eternos, y en
tanto que tal, no sometida a determinaciones temporales ni
regionales.
La filosofía latinoamericana será, entonces, una serie de soluciones dadas a los problemas que interesan a los destinos nacionales; o bien la razón de los
pueblos americanos, o bien las leyes por las cuales se llega a los objetivos
propuestos. Filosofía comprometida con los problemas más urgentes, los
problemas que plantea, por ejemplo, la relación compleja con el mundo
occidental, donde las relaciones de subordinación e independencia, no dejan de
golpear cada cierto tiempo, obligando con ello, a una actitud política de los
pensadores. Actitud que conforma el perfil mismo de su filosofía y que se
remonta a los primeros pensadores, los Sarmiento, Lastarria, Bilbao, Mora,
Alberdi y tantos otros de la llamada generación de los emancipadores, que al
mismo tiempo que reflexionaban sobre los problemas de su tiempo, actuaban para
transformarlos. Leopoldo Zea los llama filósofos engagés, “que lo mismo tomaban
la pluma que la espada, lo mismo escribían un libro sobre la sociedad que les
había tocado en suerte y sus problemas, como un manifiesto llamando a la acción
para realizar el cambio que esa sociedad necesitaba” Así, la reflexión que
desarrollarán, más que una filosofía especulativa será de carácter práctico, de
lo positivo y social, de la formación de criterios en torno a las instituciones
políticas, religiosas y morales de sus respectivos países. La respuesta a una
necesidad concreta, desafiando con esto, la pretensión de universalidad que la
filosofía a ostentado en su desarrollo histórico-occidental. Al respecto, Juan
Bautista Alberdi, nos dirá; “No hay, pues, una filosofía universal, porque no
hay una solución universal de las cuestiones que la constituyen en el fondo.
Cada país, cada época y cada filósofo ha tenido una filosofía peculiar, que ha
cundido más o menos, porque cada país, cada época y cada escuela ha dado
soluciones distintas a los problemas del espíritu humano”.
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