El ensayo latinoamericano en la era contemporánea
Tras un largo período de dictaduras sangrientas, golpes de
estado y problemas sociopolíticos, América Latina entra en la era
contemporánea. Los estados, recién nacidos a veces, buscan una forma de
autodefinirse dentro de las ideas sociales y la toma de conciencia del ser
latinoamericano. Desde los primeros años de la Independencia el ensayo es el
arma que utilizan los federales en su lucha contra los centralistas. Se
escriben obras revolucionarias que desempeñan un papel primordial en la
formación de las ideas sociales.
Así que desde el siglo XVIII tenemos ensayos que juegan un
papel definitorio en la vida socio-política de América Latina. Muy conocidos
son los panfletos de Antonio Nariño (1765-1823) y el Discurso preliminar a
los americanos (1797) que utiliza el autor en su lucha contra Camilo
Torres Tenorio (1766-1816) y en su intento de pasar sus ideas centralistas. Por
otro lado, José Martí (1853-1895) en Nuestra América (1891) es el
primero en entender el peligro que supone el imperialismo norteamericano y en
su ensayo trata de avisar a sus compatriotas exponiendo su pensamiento
antiimperialista. Cabe mencionar que Martí, el Apóstol de Cuba, es
también el precursor ideológico de la Independencia cubana que supuso un gran
cambio social y político para la isla.
José Carlos Mariátegui (1894-1930) con su libro Siete
ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928) es un caso
diferente. La ortodoxia marxista de Mariátegui lo hace percibir a los indígenas
como parte del proletariado mundial. En su obra es obvia la idea de que la
sociedad andina debe cambiar, y propone la vuelta al pasado precolombino. Por
otro lado, Haya de la Torre (1895-1979), (Por la emancipación de la América
Latina, 1927 y Espacio-tiempo histórico, 1948) apoya que el equilibrio
social puede ser adquirido dentro de la nacionalización de las tierras y el
rechazo del imperialismo.
Por lo que se refiere a la toma de conciencia de la esencia
del ser latinoamericano podemos destacar muchas figuras. La importancia de esta
búsqueda de una identidad es obvia en José Enrique Rodó (1871-1917) y su Ariel (1900)
que pone las nuevas bases para la dicotomía “civilización y barbarie”. Ariel es
una obra-testimonio “del espiritualismo americano” en la que su autor dentro de
la estética de la Grecia Clásica advierte a la juventud del peligro
norteamericano. Rodó aporta que los latinoamericanos deben encontrar su
identidad siguiendo el ejemplo de los griegos antiguos. Pasando a los
ensayistas más recientes, podemos mencionar a Pedro Henríquez Ureña (1884-1946)
que dentro de su obra Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928)
estudia el pasado y “los problemas aún no superados”. Ureña aporta que “Europa
está en eclipse”[1] y
América con su pasado indio tiene otras necesidades, así que encontrar una
expresión cultural auténtica, a través del pasado, resulta imprescindible.
Alfonso Reyes (1889-1959) con su Visión de Anáhuac (1917) y sus ideas
revolucionarias y contra nacionalistas trata de descubrir y promover la esencia
mexicana. El ya mencionado Mariátegui expresa sus ideas sobre la necesidad de
buscar la identidad dentro del pasado incaico y de los ayllus. Piensa que
las culturas precolombinas van a renovar tanto el presente cultural como la
sociedad del país andino
.
.
Cabe mencionar que Reyes ejerció gran influencia sobre dos
de los más conocidos ensayistas de nuestro siglo: Carlos Fuentes (1928-2013) y
Octavio Paz (1914-1998). Muchas de las obras de Paz fueron publicadas con la
ayuda de Reyes[2].
Paz, en El laberinto de la soledad(1950), nos da un “análisis del carácter
mexicano” y de la singularidad mexicana. Los mexicanos, según Paz, son una raza
muy peculiar: son pobres, pero tienen más fiestas que los demás; la muerte es
un juego para ellos, la desprecian[3].
Así que dentro de esa obra podemos profundizar en el pensamiento del pueblo
mexicano y encontrar la verdadera quintaesencia del ser mexicano.
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