Entre los múltiples fenómenos y consecuencias que el mundo
globalizado ha generado, emerge la posible disolución cultural de las
identidades de los pueblos. Sin embargo, la investigación, el análisis, las
reflexiones y la interpretación crítica de los temas y conceptos sobre cultura
e identidad en América Latina lejos están de haberse agotado; estos
resurgen en el nuevo pensamiento latinoamericano con una fuerza mayor
tanto en la teoría como en la práctica socio-política en los países de América
Latina.
“En efecto, la globalización del capitalismo mundial es un
proceso histórico-social que ha producido, nuevas realidades en el
concierto internacional así como transformaciones en las relaciones
socio-culturales mundiales. Entre estos cambios resaltan las diversas crisis
globales que han alterado la política, la economía, la sociedad y
particularmente, la cultura y los procesos pluriculturales e interculturales
globales así como la amenaza a las identidades culturales a nivel
internacional”.
En América Latina, las identidades culturales y sus nuevas
formas de hacer y de pensar, están definiendo los rumbos de las
sociedades y las naciones latinoamericanas. Se vive en un mundo en
el que van juntos el renacimiento de las identidades locales; aquello que había
estado históricamente de alguna forma subordinado, ahora invade y busca
reconocimiento y justicia.
“Hoy observamos que son las culturas las que en la
actualidad están en pie de guerra, de marcha, de afirmación y explosión. Y lo
que demandan los individuos que las impulsan es la libertad para decidir sus
propios destinos y libertad para elegir su identidad y sus formas de
participación.”
En este sentido, la cultura y las identidades culturales han
dejado de ser el reflejo de los dictados de las élites económicas. Ellas
ordenan sus propios contenidos y orientaciones sociales, como lo prueban los
nuevos movimientos sociales indígenas, que llevaron al poder al actual
presidente de Bolivia, Evo Morales.
Las luchas políticas en América Latina y en el mundo,
defienden cada vez más el modelo cultural de la sociedad y sentidos de vida
colectivos, donde la diversidad cultural, el respeto, el reconocimiento a las
culturas nacionales sean tenidos en cuenta, se integren al desarrollo y no sean
excluidas de este.
En América Latina, las identidades y culturas tradicionales
como las campesinas, indígenas y negras, resisten y construyen nuevas
alternativas a la dominación de la globalización cultural, lo que ha
impedido el injerto automático de otras culturas foráneas por su
capacidad de defender lo propio, lo autóctono de estas tierras.
De ahí entonces, la importancia y la necesidad impostergable de analizar desde
la visión histórica y la perspectiva actual, el pensamiento filosófico y
político latinoamericano y los temas de la identidad y la cultura de América
Latina, para comprender la ubicación y el papel de la identidad latinoamericana
en el mundo global que nos asiste hoy.
El problema de la identidad y de la cultura en el
pensamiento latinoamericano tiene gran un camino
recorrido, todos los que han planteado el tema por una causa u otra, han
contribuido al análisis que se haga para comprender mejor el impacto que ha tenido
el proceso de globalización en América Latina. Entre los más descollantes
pensadores a tomar en cuenta para comprender este fenómeno está el cubano José
Martí, mostraremos algunos elementos de su concepción de identidad en
Latinoamérica.
Desarrollo
Cultura e identidad latinoamericana desde la visión de José
Martí
José Martí y su reflexión sobre la identidad cultural y sobre todo, la cuestión
de lo indígena y lo étnico como fundamento de lo latinoamericano, resultan
esenciales para el conocimiento de la historia cultural, social y política, de
las formaciones sociales de América Latina y a la vez, un marco de referencia
fundamental para interpretar el significado del resurgimiento de los
movimientos indígenas latinoamericanos en el inicio del siglo XXI.
José Martí no elaboró una teoría implícita de la
cultura, pero los conceptos y reflexiones sobre cultura e identidad si están a
través de toda su obra y constituyen elementos esenciales de ella. Es
importante destacar que el pensamiento martiano sobre América Latina constituye
un obligado referente para el análisis de lo que nos identifica y diferencia
del resto del mundo. Para ello tiene en cuenta tres niveles de percepción
“el que emana del conocimiento de la situación del indio y de las formas de
gobierno en aquellas repúblicas latinoamericanas que han preservado algunas de
las viejas instituciones coloniales o su espíritu; el que imita críticamente
formas de ser procedentes de países con una historia, una cultura y una
composición social diferente de las del orbe latinoamericano y el que se
relaciona con la esfera de la cultura, vista por Martí como el gran instrumento
que permitiría reducir las enormes disparidades del desarrollo cultural y
educativo entre las naciones latinoamericanas y el nivel cultural alcanzado en
los países dominantes ”.
En palabras del propio Martí: “A conflictos propios,
soluciones propias. A propia historia, soluciones propias. A vida nuestra,
leyes nuestras”. En efecto, el fundamento teórico que permite explicar el
pensamiento de José Martí es su concepto de identidad latinoamericana, notable
para su época por su originalidad, sentido de autoctonía y proyección hacia el
futuro.
El pensamiento Martiano puede ser analizado a través de los diferentes momentos
de su vida, lo que no implica que” su ideario deje de ser fiel a sí mismo
desde sus primeros escritos de adolescente hasta su caída en combate. Sus ideas
se sientan, en su toma de partido desde muy joven con “los pobres de la tierra”
y, en su palpable voluntad de autoctonía intelectual y de proyecciones
sociales.”
Para América Latina, Martí fue quien, en su notable ensayo
de finales del siglo XlX, “Nuestra América”, convocó a construir un saber desde
lo latinoamericano y para latinoamericanos, que les permitiera a los pueblos de
la región, conocer mejor aquellos aspectos que habían sido ocultados por las
versiones europeas de nuestra historia y por las explicaciones anticientíficas
de la condición de una América Latina atrasada y salvaje; por preservar los
valores de la autoctonía y de la identidad latinoamericana, como modos
esenciales del devenir del hombre concreto en su naturaleza social.
El pensamiento martiano siempre giró en torno a la necesidad
imperiosa de conocer y resolver los conflictos y problemas latinoamericano por
los habitantes de nuestras tierras, que las soluciones tenían que emerger de
adentro y no desde otras potencias foráneas.
Para Martí, los valores que identifican una nación
constituían los elementos integradores de la unidad de las diversidades
culturales latinoamericanas, pero “fundamentadas en el rechazo a un mundo
dividido entre civilización y barbarie y la preservación de las tradiciones y
elementos de la autoctonía de los originales de Nuestra América”. En
efecto, repudió radicalmente la concepción europea y colonialista de un
mundo dividido en civilizados y bárbaros, visión racista y excluyente, basada
en la negación de las diferencias y de las identidades culturales de todos
aquellos que no fuesen europeos.
Martí advertía que en la identidad latinoamericana debían
permanecer las tradiciones, los elementos, las costumbres y la idiosincrasia
que caracterizan las formas y modos de vida espiritual y existencial de los
pueblos autóctonos, originarios de nuestras tierras de América.: “¡El espíritu
de los hombres flota sobre la tierra que vivieron y que se le respira. ¡Se
viene de padres de Valencia y madres de Canarias y se siente correr por las
venas la sangre enardecida de Temanaco y Paracamoni y se ve como propia la que
vertieron por las breñas del cerro del Calvario, pecho a pecho con los Gonzalos
de férrea armadura, los desnudos y heroicos caracas¡”.
El pensamiento de José Martí, se caracteriza por la
racionalidad del ideario humanista, por su compromiso con los pobres de la tierra,
por la defensa de la identidad de los pueblos del nuevo mundo, por su
perspectiva del devenir histórico latinoamericano en su proceso de resistencia
y de lucha de liberación, que se ha establecido entre las dos América: la
sajona conquistadora y la latina conquistada. Pero el análisis de la identidad
cultural en el pensamiento martiano se inicia, a partir de la percepción que
nuestro héroe nacional cubano tiene sobre la identidad latinoamericana.
José Martí describió, un concepto de identidad latinoamericana
verdaderamente avanzado y crítico para su tiempo y su época.
“Interrumpida por la conquista, la obra natural y
majestuosa de la civilización americana, se creó con el advenimiento de los
europeos un pueblo extraño, no español, porque la savia nueva rechaza el cuerpo
viejo; no indígena, porque se ha sufrido la injerencia de una civilización
devastadora, dos palabras que, siendo un antagonismo, constituyen un proceso;
se creó un pueblo mestizo en la forma, que con la reconquista de su
libertad desenvuelve y restaura su alma propia [...] nuestra América robusta
[...] Toda obra nuestra, de nuestra América robusta, tendrá, pues,
inevitablemente el sello de la civilización conquistadora; pero la mejorará,
adelantará y asombrará con la energía y creador empuje de un pueblo en esencia
distinto, superior en nobles ambiciones”.